Lenguas Romances

Es sabido que los pueblos peninsulares hablaban lenguas romance (ro^ manee) derivadas del rhomanó y lógicamente no pueden entenderse como una derivación del latín por los siguientes motivos. Las diferencias entre el latín y el castellano, en gramática y sintaxis, hacen imposible su derivación en un periodo de tan solo 4 siglos. El latín usa declinaciones, de igual modo a como hacen las lenguas germanas, por su lado las lenguas romance no las usan; los artículos son inexistentes en latín; para la formación del plural ambas lenguas usan diferente metodología; las conjunciones y preposiciones no tienen relación alguna; la construcción sintáctica es completamente diferente en ambas lenguas.

A simple vista las lenguas peninsulares mantienen mayor relación con las lenguas romance que con la latina, conservando mayor semejanza con el rumano actual de Hungría que con la versión latina de cualquier tiempo. Por otro lado resulta llamativa la similitud entre la construcción gramatical de la lengua castellana y la del caló, donde ambos comparten una estructuración exacta en cuanto al orden, palabra por palabra. Tampoco se aprecia ningún rastro de la gramática hindú, que lógicamente de algún modo u otro debería estar presente. Sería logico suponer que en el siglo XV hicieran uso de la numeración arábiga de origen indio, pero extrañamente la numeración usada por los gitanos es más similar a la antigüa numeración hitita de origen sanscrito,